El Vino

Copa de vino
Se ha especulado demasiado sobre estas bebidas, dando lugar a una proliferación de afirmaciones y juicios que en bastantes casos son fruto del esnobismo de algunos "expertos conocedores".

El "esnob" del vino pretenderá asombrarnos y abrumarnos con sus "profundos conocimientos". Realmente lo que debe tener más importancia es nuestro gusto personal y la relación entre el placer que obtengamos entre una determinada marca o cosecha y la cantidad a desembolsar para su adquisición.

En cualquier caso, no está de más intentar saber el mayor número posible de cosas sobre estas sanas y deliciosas bebidas, e intentaremos contribuir a aumentar sus conocimientos sobre el tema, aunque el mejor sistema de aprendizaje viene dado por la propia experiencia.

La regla más importante es la de no intentar estar en la posesión de la verdad. Siéntese cómodamente y relájese, aumentando sus conocimientos, con una copa más, en la seguridad de que las posibilidades de incrementar sus experiencias son casi infinitas.

Cómo servir el vino

Una de las operaciones más importantes para obtener una óptima satisfacción en el consumo del vino, es la correspondiente al descorche de la botella.
Ni la forma ni el instrumento deben ser escogidos a la ligera.

Existe una gran variedad de sacacorchos en el mercado. Muchos de ellos tienen más de estéticos que de útiles. Escoja uno que sea cómodo y robusto y que posea una punta fina y puntiaguda, de forma que no se desprendan trocitos de corcho en el caso de que éste se atraviese completamente.

De todas formas vierta un par de dedos dcl vino en su vaso antes de servir a los demás, para recoger así cualquier partícula de corcho que pudiera haberse desprendido.

En contra de la opinión de muchas personas, el desprendimiento de partículas de corcho no significa que el vino esté "acorchado". Esta característica que se define por un sabor y olor de cierta acritud, se produce cuando el corcho es defectuoso y la penetración del aire origina cierto tipo de fermentaciones. Por esta razón, se deben mantener en posición horizontal las botellas, para evitar que se seque el corcho y penetre aire en el interior.

El vino blanco

Vino blanco Para la fabricación del vino blanco, se extrae el zumo de las uvas tan pronto como se hayan recolectado, separando las semillas y las pieles.
El mosto obtenido fermentará convirtiéndose en vino blanco. Los vinos blancos generalmente se beben a los pocos meses de su producción y contienen un volumen de alcohol no demasiado alto.

El vino tinto

Vino Tinto El proceso para la fabricación del vino tinto es similar a la del vino blanco, con la diferencia de que se utilizan las semillas y las pieles. De esta forma el sabor del vino es más penetrante pero requiere un periodo de asentamiento. Los vinos tintos demasiado jóvenes, con algunas excepciones como el Beaujolais, pueden no ser excesivamente agradables al paladar y requieren, por tanto, cierto tiempo para madurar. El que un vino sea seco o dulce depende del tiempo que haya permanecido en fermentación.

Generalmente, el azúcar que contiene el zumo de la uva se convierte en alcohol por obra de la levadura natural contenida en las pieles. El proceso natural de fermentación puede detenerse de dos formas: o bien aumentando el nivel de alcohol, lo cual detiene la acción de la levadura, o por la adición de dióxido sulfúrico, lo cual produce el mismo efecto sin aumentar la graduación alcohólica natural. Una vez concluida la fermentación, se embotella el vino y se almacena.